sábado, 21 de agosto de 2010

Acerca de la Colección de piezas del Gran Chaco del Museo Etnográfico


Gorro con piel de jaguar y cintas rojas de la cultura toba.
Colección Museo Etnográfico UBA

(Buenos Aires)

En la muestra presentada en la Fundación Proa se exhibió la colección del Gran Chaco del Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires.


Faja de lana, cultura toba
Colección Museo Etnográfico UBA



Máscaras madera policromada de la cultura Chané
Colección Museo Etnográfico UBA



Violín de madera
Colección Museo Etnográfico UBA



A continuación se publica un texto de José Antonio Pérez Gollan

Acerca de la Colección de piezas del Gran Chaco del Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires


La colección de piezas que presentamos en la exhibición “Culturas del Gran Chaco” pertenece al acervo del Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti” (Facultad de Filosof’ia y Letras, Universidad de Buenos Aires). El conjunto proviene de la región del Chaco argentino, espacio que abarca las provincias de Chaco, Formosa y parte de Salta, Santa Fe y Santiago del Estero. El Chaco es desde tiempos prehistóricos un espacio cultural en el que confluye una gran diversidad de pueblos con diferentes tradiciones. Se destaca, sin embargo, como una de las regiones de nuestro país menos estudiadas por la arqueología.
Las piezas, que datan de fines del siglo XI y principios del XX, fueron recolectadas por investigadores viajeros: antropólogos, historiadores y naturalistas que emprendían expediciones científicas a las regiones más apartadas del país, en búsqueda de información científica y de especimenes para los museos antropológicos y de ciencias naturales. En 1909, por ejemplo, el Museo Etnográfico (UBA) comisionó al joven arqueólogo Salvador Debenedetti -quien luego se destacó como arqueólogo y ocupó la dirección del Museo Etnográfico- para que se trasladara hasta Ledesma, en la provincia de Jujuy, con el fin de reunir una colección de objetos pertenecientes a las distintas etnías chaqueñas que concurrían a la región azucarera en la época de la zafra; parte de esa colección es la que se exhibe hoy en Fundación Proa. Los bienes de las distintas etnías chaqueñas no son solamente bellos, sino que además poseen un enorme valor histórico y constituyen una parte importante del patrimonio de los argentinos.
La mayoría de los objetos exhibidos estuvieron destinados al uso cotidiano, tal como vasijas de cerámica para cocinar, armas y distintas herramientas, fajas y telas de lana de oveja para la vestimenta o las chaquetas y bolsas tejidas con fibra de chaguar. Asimismo, es posible constatar la fuerza de un arte propio que se despliega en las máscaras para el carnaval, en la maravillosa síntesis lograda en el modelado de pequeñas figuras femeninas de barro o bien en las nobles y austeras formas de los instrumentos musicales tallados en madera.
Las culturas chaqueñas que desde muy antiguo ocuparon lo que hoy es el territorio argentino, han sido agrupadas en cinco troncos o familias lingüísticas: guaycurú., mataco-macá, tupí-guaraní, arauac y lule-vilela. A la primera pertenecen tobas, pilagás, mocovíes y los hoy desaparecidos abipones. Fue un conjunto de etnías que siempre se distinguió por sus cualidades guerreras; en tiempos de la colonia incorporaron el caballo y fueron una pesadilla constante para los españoles asentados en la frontera, quienes les conocieron como “frentones“ por la costumbre que tenían de depilarse la frente. Ocupaban el territorio oriental y sur de la región chaqueña. La familia mataco-macá la integran los wichis (matacos), chulupíes y chorotes; están asentados en la porción occidental del Chaco. Del tronco lingüístico tupí-guaraní son los chiriguanos, que viven en el este de la provincia de Salta, y se encuentran juntos a los chané, cuya lengua es de la familia arauac. El noroeste del Chaco está ocupado por los vilelas, que se los reconoce como del tronco lule-vilela; los lules, por su parte, se extinguieron durante la colonia.
La distancia temporal de menos de un siglo que separa al patrimonio material de los pueblos originarios del Gran Chaco –representado por la colección del Museo Etnográfico– de los testimonio fotográficos de Grete Stern, se nos presenta ante nuestros ojos como una trayectoria de cambios y continuidades teñida por la desigualdad.. La exhibición de las colecciones etnográficas del Gran Chaco es una novedad en si misma, pues muy pocas veces se han mostrado antes; pero, en realidad, lo importante es que nos ayude a reflexionar sobre el pasado y el presente de nuestro país.
Además, en las salas del primer piso se destaca una notable selección de piezas de diferentes culturas aborígenes del actual territorio argentino. Desde la cerámica del noroeste prehispánico a la platería mapuche; bronces de los valles calchaquíes y cerámica de la zona del litoral; textiles, arte plumario, cueros e instrumentos musicales que hablan de la profusión y variedad de los objetos asociados al poder, al ritual o a la vida cotidiana en las diferentes culturas originarias.


(c) José Antonio Pérez Gollan




El Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti de la Universidad de Buenos Aires

El Museo Etnográfico es una prestigiosa institución dedicada a la investigación, difusión y conservación del patrimonio histórico y antropológico, desde la perspectiva de los procesos sociales y el respeto por la pluralidad cultural.
La creación del Museo Etnográfico, decidida por la Facultad de Filosofía y Letras en 1904, representó una nueva perspectiva en el ambiente científico sudamericano de la época, ya que por primera vez los estudios antropológicos se independizaban del ámbito institucional de las ciencias naturales.
El acervo arqueológico del Museo Etnográfico proviene en su mayoría del noroeste argentino y la Patagonia y en gran medida fue reunido por las investigaciones sistemáticas organizadas y financiadas por el propio museo desde su fundación en 1904. Así mismo, el Museo  incluye un fondo antropológico más amplio, representativo de lo que a principios del siglo XX se denominaba el “mundo primitivo”: alfarerías y tejidos de los Andes, vasos de la Grecia clásica, ofrendas funerarias centroamericanas y hasta cerámica prehistórica del actual Japón. El área de antropología biológica dispone de unas 10.000 piezas óseas de individuos de diferentes poblaciones y algunos cuerpos momificados.
 Las colecciones etnográficas corresponden principalmente a la cultura material de los grupos étnicos que han poblado lo que hoy es el territorio de la Argentina. También abarcan bienes de otras sociedades: arte plumario del Chaco, cerámica de los indios pueblo, tallas africanas y de la isla de Pascua, piezas de Oceanía y objetos de culto de diversas religiones.
En la actualidad la institución se ha propuesto recuperar la plenitud de sus funciones como museo universitario, con una renovada acción de exhibición, complementada con visitas guiadas, talleres, publicaciones y otros servicios para el público, sin descuidar las labores de docencia, investigación, documentación y conservación.
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